Los maltratadores de género mejoran su habilidad para reconocer el miedo en rostros femeninos después de una experiencia en realidad virtual
Con la realidad virtual inmersiva, se puede ser temporalmente otra persona o personaje. La tecnología actual permite a los usuarios de realidad virtual no solo ingresar a un mundo virtual, sino también encarnar o “sentir que son” un avatar virtual. Se ha demostrado que esta característica—encarnación virtual o virtual embodiment en inglés—es capaz de disminuir el prejuicio racial en personas con la piel clara cuando encarnan avatares con la piel más oscura (Peck et al., 2013) y de cambiar la percepción del tamaño de los objetos cuando adultos encarnan avatares virtuales de niños (Banakou et al., 2013). Dado que esta capacidad de cambiar temporalmente nuestros cuerpos produce cambios en la forma en la que percibimos el mundo, ¿podría usarse también para poner a personas violentas como infractores de violencia de género en el lugar de su víctima?
La respuesta es sí y los resultados son prometedores. Los autores de un estudio publicado en 2018 en la revista Scientific Reports pusieron, por primera vez, a perpetradores de violencia doméstica en la piel de una víctima femenina.
Los autores reclutaron a un grupo de hombres que eran violentos contra su pareja (grupo de maltratadores) y otro grupo de hombres sin antecedentes de violencia (grupo control). Los participantes se pusieron un casco de realidad virtual a través del cual entraron en un entorno virtual, y se encontraron en el pasillo de una casa virtual. Estaban situados en un extremo del pasillo y una puerta de entrada estaba en el otro extremo del pasillo. Su cuerpo virtual, sin embargo, no era el de un hombre sino el de un avatar femenino. Podían mirar hacia abajo donde estaría su cuerpo real y, en cambio, veían el cuerpo de una mujer; también podían ver su reflejo de mujer en un espejo que estaba en la pared justo delante de ellos. Si se movían en la vida real, también lo hacía simultáneamente la mujer virtual (esto se logró usando un traje con sensores de movimiento) (ver figura, a y b).
Figura: El scenario en realidad virtual inmersiva. (a) El participante mira su cuerpo virtual femenino en el espejo y (b) hacia abajo donde se encontraría su propio cuerpo desde una perspectiva de primera persona. (e) El maltratador virtual tira un teléfono al suelo e (f) invade el espacio personal del participante. Figura obtenida y adaptada con permiso de Seinfeld et al. (2018).
Luego, con el cuerpo virtual de una mujer, vieron a un hombre entrar por la puerta. El hombre comenzó a abusar verbalmente de la mujer virtual, diciéndole cosas como “con esas pintas te echas 20 años encima”, “voy por la calle y no veo a ninguna tía que esté tan hecha polvo como tú”, “cada día me das más asco”, etc. El hombre virtual finalmente se acercó a la mujer de manera amenazante mientras continuaba diciendo cosas desagradables como que ella ni siquiera merece la comida que come, que es culpa de él por no haberle “partido la cara en ese momento y no estaríamos donde estamos”, y así sucesivamente. El guion fue cuidadosamente escrito por psicólogos y otros científicos para tratar de describir cómo podría ser una situación así en la vida real.
Antes y después de la experiencia virtual, todos los participantes completaron una prueba de reconocimiento de emociones. Lo que hallaron los autores del estudio fue que, al inicio (antes de la experiencia de realidad virtual), los maltratadores tenían más dificultades para reconocer el miedo en los rostros femeninos que los controles, y también tendían a clasificar la expresión de miedo (en rostros masculinos y femeninos) como feliz. Después de ser la víctima en realidad virtual, los maltratadores mejoraron en el reconocimiento de la expresión de miedo en rostros femeninos y redujeron su tendencia a clasificar la expresión de miedo (en rostros masculinos y femeninos) como feliz. Los autores no observaron cambios en el grupo control. Es interesante que el déficit de los maltratadores al inicio del estudio fuese, en particular, el reconocimiento del miedo en rostros femeninos pero no masculinos, y que este déficit se modificara al ser la víctima en realidad virtual.
Los autores del estudio concluyeron que la realidad virtual se puede utilizar para modificar procesos socio-perceptivos como el reconocimiento de emociones, que a su vez pueden afectar procesos socio-cognitivos de orden superior e incluso la conducta. Consideran que este diseño de realidad virtual se puede utilizar como una herramienta adicional para rehabilitar a los maltratadores de violencia doméstica.
Referencias
Banakou, D., Groten, R., & Slater, M. (2013). Illusory ownership of a virtual child body causes overestimation of object sizes and implicit attitude changes. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, 110(31), 12846–12851. https://doi.org/10.1073/pnas.1306779110
Peck, T. C., Seinfeld, S., Aglioti, S. M., & Slater, M. (2013). Putting yourself in the skin of a black avatar reduces implicit racial bias. Consciousness and Cognition, 22(3), 779–787. https://doi.org/10.1016/j.concog.2013.04.016
Artículo original: Sofia Seinfeld, Jorge Arroyo-Palacios, Guillermo Iruretagoyena, Ruud Hortensius, Luis E. Zapata, David Borland, Beatrice de Gelder, Mel Slater, & Maria V. Sanchez-Vives (2018). Offenders become the victim in virtual reality: impact of changing perspective in domestic violence. Scientific Reports, 8(1), 2692.